Pruebas de fútbol que necesitas para evaluar a tus jugadores

Índice

Las pruebas de fútbol son muy diversas y complejas

Las pruebas de fútbol son muy diversas y complejas

El fútbol es un deporte muy complejo en el que influyen muchos factores además del físico, como son el psicológico, el táctico y el técnico (Stølen et al., 2005). Existen pruebas de fútbol y de otras disciplinas para medir cada uno de dichos factores, de las cuáles nosotros nos vamos a centrar en este artículo en las pruebas físicas. Las pruebas de fútbol pueden llevarse a cabo en un laboratorio o en el campo, teniendo ambas opciones algunas ventajas e inconvenientes.

Las pruebas de laboratorio proporcionan una indicación útil del estado físico general de los jugadores, pero requieren un costoso aparataje y mucho tiempo. Esa es la razón por la que solamente se llevan a cabo en equipos de élite en determinados momentos, como al inicio y al final de pretemporada para ver si el entrenamiento ha sido efectivo y cómo arranca cada jugador la temporada.

Las pruebas de campo proporcionan resultados específicos del deporte y, por lo tanto, son más válidas que las pruebas de laboratorio. El costo reducido, el uso de equipo mínimo y la facilidad con la que se pueden realizar las pruebas de fútbol las hacen más convenientes para utilizarlas a lo largo de toda la temporada (Svensson & Drust, 2005). Este tipo de pruebas de fútbol nos dan una indicación física general y, según la prueba utilizada, tendremos detalles más específicos de fútbol. Sin embargo, estos datos nos servirán únicamente para monitorear cambios en la condición física y prescribir el entrenamiento de forma más precisa por la naturaleza compleja del juego del fútbol.

No existe una prueba única capaz de medir todos los determinantes del rendimiento físico en el fútbol al mismo tiempo. Las evaluaciones físicas normalmente se han centrado en medir uno o dos componentes físicos del juego de fútbol, razón por la cual debemos escoger bien qué queremos medir y la prueba para hacerlo para optimizar energía y tiempo. A través de las pruebas de fútbol podemos crear perfiles individuales en los que se muestren sus fortaleces y debilidades, y poder así trabajar con cada jugador de forma específica. En dichas pruebas también se evalúan los resultados conseguidos con el entrenamiento, y otros factores que determinan la fatiga y posible lesión de un atleta.

En la batería de pruebas de fútbol que necesitamos para evaluar a nuestros jugadores debemos introducir aquellas que obtengan datos de los indicadores de rendimiento más importantes en este deporte. Para saber cuáles son, existen los denominados indicadores claves de rendimiento (KPI), que son medidas cuantificables que se utilizan para medir el éxito del equipo en global y de cada jugador en particular (Herold et al., 2021). Los clubes de fútbol de élite cuentan con un gran equipo que se encarga de medir dichos KPIs porque son piezas claves a la hora de ganar partidos.

Razones para evaluar el estado físico en el fútbol

Razones para evaluar el estado físico en el fútbol

Carling, Reilly y Williams recogen en su manual “Performance Assessment for Field Sports” los motivos por los que es necesario llevar un control del estado de forma de nuestros futbolistas (Carling et al., 2009):

  1.  Establecer un perfil de base de cada jugador y de la plantilla en su conjunto.
  2.  Identificar las fortalezas individuales (para aprovechar) y las debilidades (para mejorar).
  3.  Retroalimentar a los jugadores sobre sus propias capacidades y actuar ergogénicamente influyendo en su motivación para mejorar.
  4.  Evaluar objetivamente la eficacia de una intervención formativa específica en términos de progreso (mejora o no mejora).
  5.  Evaluar objetivamente la eficacia de otras intervenciones relacionadas con la formación, como un programa de desarrollo nutricional o psicológico.
  6.  Para monitorear el progreso durante la rehabilitación o determinar si un atleta está listo para completarla.
  7.  Identificar una relación entre las capacidades de desempeño individual y las demandas reales de la competencia.
  8.  Monitorear el estado de salud de un jugador.
  9.  Ayudar a identificar jugadores de fútbol talentosos.
  10.  Intentar crear normas de rendimiento según categoría de edad, etapa de desarrollo, poblaciones especiales, posición de juego y deporte.
  11.  Seguir y evaluar la progresión de los jugadores juveniles.
  12.  Colocar a los jugadores en un grupo de entrenamiento adecuado.
  13.  Examinar la evolución del desempeño de año en año.
  14.  Permitir predecir el desempeño futuro.
  15.  Proporcionar datos para la investigación científica sobre las limitaciones del desempeño.

 

 

Contexto para entender por qué las pruebas físicas de fútbol no son las que determinan ganar o perder un partido

Contexto para entender por qué las pruebas físicas de fútbol no son las que determinan ganar o perder un partido

En el primer apartado hemos citado qué son los indicadores claves del rendimiento (KPI), exponiendo que van mucho más allá del aspecto físico. En fútbol, un equipo puede saltar mucho más alto que otro, pero eso no le da garantías de ganar el partido, aunque si tenemos ese dato, el entrenador puede optar por los balones aéreos frecuentes. Los KPIs técnico-tácticos en fútbol son de lo más variados, desde el número de pases acertados en ciertas partes del campo, hasta aspectos como el número de veces que se rompe la línea defensiva con un pase a la espalda.

Los avances tecnológicos permiten obtener actualmente más datos de los que podemos procesar, pero que nos dan valores claves como la predicción de gol según la zona donde se reciba el balón (Goes et al., 2019). Algunos entrenadores dan mayor importancia al estado físico y otros le dan menor trascendencia, y ambos tienen razón. En el aspecto técnico y táctico hay diferentes indicadores claves del rendimiento que serán los que nos acercarán o alejarán del éxito deportivo. El entrenador que da más importancia al estado físico lo hace porque la fuerza, la agilidad o la resistencia del jugador puede determinar varios de esos KPIs, como por ejemplo acertar o fallar un pase en los últimos minutos del partido.

El entrenador que da menos importancia al aspecto físico, se centra en ejercicios para mejorar esos pases, sin entrar a si la fatiga influye o no. Cada vez la carga física es más importante en el fútbol y en cualquier deporte, tanto por el rendimiento como por la prevención de lesiones, así que el número de entrenadores que evalúan y mejoran aspectos físicos de sus futbolistas cada vez es mayor.

Algunos KPIs técnicos y tácticos del fútbol

Aunque no es el objetivo de este artículo, las siguientes tablas exponen cuáles son los indicadores claves del rendimiento en fútbol (Herold et al., 2021). Como hemos comentado anteriormente, el estado físico del futbolista puede afectar en estos y otros KPIs, por lo que influyen en mayor o menor medida en estos lances del juego.

Algunos KPIs técnicos y tácticos del fútbol

Algunos KPIs técnicos y tácticos del fútbol

Tabla extraída de (Herold et al., 2021)

Las pruebas físicas de fútbol deben evaluar estos indicadores claves de rendimiento (KPIs)

Las pruebas físicas de fútbol deben evaluar estos indicadores claves de rendimiento (KPIs)

Existen infinidad de pruebas físicas para medir cualidades básicas como la fuerza o la resistencia. Eso hace complejo acertar a la hora de escoger una u otra, más aún si tenemos un equipo de élite en el que hay que cuidar al detalle cada esfuerzo, o un equipo amateur que tiene poco tiempo para entrenar y no deja espacio para perderlo. En el fútbol los jugadores corren unos 10 – 13 kilómetros de media por partido (Bradley et al., 2009), pero no hacen de forma lineal ni continua. En esa distancia ocurren carreras de máxima intensidad, caminatas a mínima intensidad, saltos, choques y cambios de dirección (aproximadamente 1,200 a 1,400 cambios de dirección por partido). (J. Bangsbo, 1992; Little & Williams, 2005)

Los remates de cabeza son otra de las acciones importantes del juego, ya sea para ganar un balón o para marcar gol. En una muestra de 271 jugadores profesionales que compiten en la liga de fútbol noruega, el 7,8% cabecea el balón más de 20 veces por partido, y el 37,1% cabecea el balón entre 6 y 10 veces (Straume-Naesheim et al., 2005). Aunque ya hemos comentado que el éxito de un jugador de fútbol no depende únicamente del aspecto físico, sino también del psicológico, el táctico y el técnico, es posible que la condición física afecte a las demás. Ejemplo de ello es la asociación entre la aptitud aeróbica y el mayor éxito en los pases (Rampinini et al., 2008), lo que es lógico ya que cuando uno está fatigado falla más. Muestra de ello es la reducción en la precisión de los pases en las partes finales de cada tiempo, siendo de hasta el 60% en la parte final del partido (Rampinini et al., 2008)

La razón fundamental por la que debemos realizar pruebas de fútbol a nuestros jugadores es porque la literatura científica ha encontrado una asociación entre los primeros puestos de la clasificación y unas cualidades físicas mejoradas, que incluyen mayor capacidad aeróbica (Wisløff et al., 1998), mayor fuerza en las sentadillas traseras (Wisløff et al., 1998), mayor capacidad de repetición de sprint (Rampinini et al., 2009) y mayor rendimiento durante las pruebas de salto (Arnason et al., 2004). Medir estas cualidades físicas no harán mejor a nuestro deportista por el simple hecho de medirlas, pero sí nos servirán para comprobar qué entrenar y cómo hacerlo. Si mejoramos estas aptitudes físicas, puede, y solamente puede, que los jugadores tengan un mejor desempeño en el campo.

Pruebas de fútbol para medir la resistencia física

Pruebas de fútbol para medir la resistencia física

Durante un partido de fútbol, ​​la distancia típica recorrida por un jugador de élite es de 10 a 13 km, la mayor parte de la cual se camina o se hace a baja intensidad (J. Bangsbo et al., 2006). Esta base aeróbica se intercala con actividades de alta intensidad que incluyen aceleraciones, carreras de velocidad, cambios de dirección, saltos, pasos laterales, entradas y habilidades técnicas específicas del juego (Ekblom, 1986). Estos períodos de alta intensidad no son sólo los momentos más interesantes de un partido de fútbol sino también los más decisivo (Wisløff et al., 1998).

Cuando un entrenador escucha juntas la palabra test y la cualidad resistencia, inmediatamente se va directo al consumo de oxígeno máximo (VO2máx), ya que es el estándar de oro y la medida más importante de la capacidad aeróbica. El VO2máx en futbolistas internacionales masculinos oscila entre 50 y 75 ml kg min -1 (Stølen et al., 2005), lo que respalda la opinión de que la energía aeróbica contribuye significativamente al rendimiento futbolístico. De hecho, Bangsbo describió cómo aproximadamente el 90% de la energía total durante un partido de fútbol se deriva del metabolismo aeróbico (J. Bangsbo, 2003). Por tanto, es importante determinar la capacidad aeróbica máxima de un jugador.

La forma de hacerlo debe ser lo más parecida al fútbol posible, por lo que no debe ser continua ni lineal, sino que debe contener cambios de velocidad y dirección. La capacidad para realizar ejercicios repetidos de alta intensidad de forma intermitente es fundamental en el fútbol. Esa es la razón por la que, si bien las pruebas de laboratorio nos dirán exactamente cuál es el VO2máx de cada jugador, así como sus umbrales, estos resultados no son del todo determinantes en el fútbol. Los partidos de fútbol de élite se caracterizan por una actividad intermitente de alta intensidad, y así deben ser las pruebas de fútbol que evalúan el componente de resistencia.

Loughborough Intermittent Shuttle Run Test (LIST)

Esta prueba de fútbol fue diseñada para simular patrones de actividad en un partido (Nicholas et al., 2000). Consiste en correr entre dos líneas separadas por 20 metros a varias velocidades según el VO2máx del futbolista. La intensidad la marcan las señales de audio diseñadas para el test. La prueba consta de dos partes: la parte A y la parte B. La parte A es un patrón establecido de carrera intermitente de alta intensidad de 15 minutos, y la parte B es una carrera intermitente abierta diseñada para agotar al participante en 10 minutos. 

En total, cinco bloques de actividad de 15 min, cada uno de ellos separados por 3 min de recuperación, constituyen la parte A. La parte A implica 3 movimientos de ida y vuelta de 20 m a ritmo de caminata, 1 × 20 m a velocidad máxima de carrera, 4 s de recuperación, 3 × 20 m al 55 %. de VO2máx individual, y 3 × 20 m al 95% del VO 2 máx individual. Puedes ver cómo se realiza de forma precisa en este enlace.

Multi-stage Shuttle Run Test o el test de los pitidos

Vídeo demostrativo ejemplo

La prueba Multi-stage Shuttle implica correr de un lado a otro entre dos líneas separadas por 20 m, con aumentos de velocidad cada minuto regulados por pitidos de audio de una grabadora (Ramsbottom et al., 1988). El participante debe llegar a la línea de meta en la lanzadera con cada pitido, si el participante no logra llegar a la línea de meta una vez que ha sido avisado, y si en dos lanzaderas sucesivas no puede llegar a la línea se da por finalizada la prueba, con el número total de lanzaderas completadas normalmente se utiliza como puntuación de la prueba. La prueba comienza a unos 8 km/h. El VO 2 máx se estima en función del recorrido alcanzado al final de la prueba utilizando la ecuación de regresión VO 2 máx  = (5,857 × velocidad en la última etapa)––19,458.

Yo-Yo IR1 y Yo-Yo IR2

Vídeo demostrativo ejemplo Yo-Yo IR1

Vídeo demostrativo ejemplo Yo-Yo IR1

Las pruebas Yo-Yo son las pruebas de fútbol más utilizadas sobre el campo, ya que nos dan indicación sobre el estado aeróbico del jugador y su capacidad de recuperación a ejercicios intensos repetidos. El fútbol es eso, hacer una actividad de alta intensidad y recuperarse para la siguiente, por lo que estos test son una gran opción para evaluar el rendimiento del jugador.  Las pruebas Yo-Yo incorporan dos lanzaderas de 20 m intercaladas con 10 s de recuperación activa con incrementos de velocidad regulados por señales de audio. Los participantes continúan hasta que ya no pueden mantener la velocidad impuesta por las señales de audio, y la distancia recorrida en ese momento es el resultado de la prueba (J. Bangsbo et al., 2008; Castagna et al., 2005).

Yo-Yo IR1 comienza a una velocidad más baja (10 km/h) que Yo-Yo IR2 (13 km/h) con incrementos de velocidad más ligeros. El Yo-Yo IR1 evalúa la capacidad de un individuo para realizar repetidamente ejercicio aeróbico que conduce a la máxima activación del sistema aeróbico, mientras que el Yo-Yo IR2 se centra en la capacidad de recuperarse de ejercicios repetidos de alta intensidad con una gran contribución anaeróbica junto con un importante componente aeróbico (J. Bangsbo et al., 2008). En participantes no entrenados, el Yo-Yo IR1 provoca esta respuesta fisiológica. En participantes entrenados, el Yo-Yo IR1 suele durar entre 15 y 20 minutos, mientras que el Yo-Yo IR2 dura entre 5 y 15 minutos. En consecuencia, se ha informado que Yo-Yo IR1 es más adecuado para jugadores recreativos, mientras que Yo-Yo IR2 es más aplicable a sujetos entrenados (J. Bangsbo et al., 2008).

¡También puede resultarte interesante esta Guía Definitiva sobre el Entrenamiento Basado en la Velocidad! 

Hoff Test

A diferencia de las pruebas anteriores, la prueba de Hoff introduce el balón de fútbol en el test para hacerlo aún más específico (Zagatto et al., 2016). El problema de estas pruebas, así como otras similares como la prueba Foote-Val, es que la prueba queda determinada por el control de balón y otras acciones como el salto de las vallas. Además, hay elementos como golpear un tablero con el balón que puede hacernos perder el esférico. Si bien la idea es buena, ya que el fútbol necesita el balón, para medir el rendimiento en resistencia puede no ser lo más idóneo. Puedes ver cómo ejecutarlo en detalle en este enlace.

Hoff Test

Extraída de (León Ariza et al., 2016)

Pruebas de fútbol para medir las diferentes manifestaciones de la fuerza

Pruebas de fútbol para medir las diferentes manifestaciones de la fuerza

El fútbol moderno es cada vez más físico, con más choques, más luchas por balones aéreos y más situaciones de juego que requieren cambios de dirección y velocidad. La fuerza es la cualidad física que determina el éxito en todas ellas, ya que será la capacidad de aplicar fuerza del jugador la que le haga saltar más, correr más rápido o fintar en menos milisegundos para engañar al defensor y marcar gol. Esa es la razón por la que no solamente debemos medir la resistencia, sino que la fuerza es igual o más importante para el éxito deportivo en el fútbol.

Pruebas de fútbol de fuerza “máxima”

Algunas de las pruebas que se pueden llevar a cabo en futbolistas son las pruebas de levantamiento de pesos libres con ejercicios específicos del deporte, como las sentadillas, el press de banca o el remo, entre otros muchos movimientos. El problema de algunos entrenadores de fuerza y acondicionamiento es que continúan realizando pruebas de fuerza mediante la Repetición Máxima (RM), algo obsoleto, que requiere mucho tiempo y que puede incluso producir lesiones (Hammami et al., 2013).

La fuerza en ejercicios como la sentadilla tiene un impacto significativo en la altura del salto, la velocidad de esprín y el rendimiento en el cambio de dirección (Wisloff, 2004). Además, la fuerza del futbolista medida en la sentadilla también indica la capacidad del jugador para ganar lances de choque en el juego. Es lógico que en un duelo físico que requiere que un individuo supere la fuerza de un oponente, el atleta que muestre mayores niveles de fuerza en la parte inferior del cuerpo tendrá éxito.

No cabe duda que tendremos que evaluar la fuerza en la sentadilla para saber cuál es el estado del futbolista y mejorarlo. En lugar de utilizar test máximos, lo más recomendable es utilizar medición de la velocidad de la barra con dispositivos como el de Vitruve. Con este encoder lineal sabremos cuál es la velocidad a la que el jugador ha hecho la sentadilla, y ese valor nos dará información muy valiosa en nuestros entrenamientos. Lo primero que nos dirá ese dato es cuál es el RM del jugador sin tener que hacer test tradicionales en los que hacemos incrementos de peso hasta hacer una repetición máxima o quedarnos cerca de ella.

Con ese RM, y la velocidad a la que movemos cada carga, podremos ver si hemos mejorado con el tiempo, y para ello necesitaremos simplemente unos minutos en el calentamiento, por lo que se puede hacer cada día. Lo segundo que sabremos con esta medida es si el futbolista está fatigado o recuperado, aspecto vital para evitar lesiones. Si el jugador suele mover una carga determinada, por ejemplo 100 kilos en sentadilla a 0,5 metros por segundo, tendremos que darle descanso si notamos que disminuye significativamente esa velocidad. El resultado final de este sencillo test de fuerza en sentadilla nos dirá el estado de forma actual del jugador, si ha mejorado con el entrenamiento y si está recuperado o fatigado después de un partido.

RFD tasa de desarrollo de fuerza: saltos

Tanto la altura del salto vertical como los niveles de fuerza máxima son esenciales para el rendimiento del cabeceo en fútbol (Marcolin & Petrone, 2006). Los jugadores que muestran una capacidad de salto superior tienen el potencial de producir cabezazos con mayor velocidad del balón (Marcolin & Petrone, 2006; Wing et al., 2020). La altura del salto vertical, generada a través de la fuerza explosiva, es un factor clave para cabecear con éxito la pelota. Esa es la razón por la que el salto vertical con contramovimiento (CMJ) puede considerarse una de las pruebas más destacadas utilizadas en los clubes de fútbol (Wisløff et al., 1998). Existen otras opciones de salto como la sentadilla con salto (SJ), pero ya hemos comentado que la prueba de fútbol debe ser lo más similar al deporte, y un futbolista utiliza los brazos al saltar y hace un contramovimiento previo, dos elementos que no se dan en el test de sentadilla con salto (SJ), por lo que el más interesante es el test del salto vertical con contramovimiento (CMJ).

Para llevar a cabo esta prueba necesitamos costosas plataformas de fuerza de laboratorio, o un medidor de velocidad como el de Vitruve. Este dispositivo te dirá en tiempo real cuál es la altura del salto, así como la potencia y otros parámetros sucedidos en la prueba. Además, como hemos comentado en la prueba de fuerza de sentadilla, la altura del salto vertical mostrará si el futbolista está fatigado del partido o de un entrenamiento anterior. Este detalle que puede pasar desapercibido puede ser el mejor predictor de lesiones deportivas.

Algo tan simple como realizar un par de saltos en el calentamiento para medir la altura alcanzada puede hacer que detectemos fatiga en un jugador y que le prescribamos descarga o descanso. De no hacerlo, es probable que tenga una lesión muscular debido a esa fatiga que arrastra. Ejemplo de ello lo podemos ver con un grupo de investigadores que comprobó cómo las lesiones en la ingle aparecieron la semana siguiente a una disminución de fuerza en los abductores de la cadera (Crow et al., 2010). Eso nos indica que tenemos que monitorizar los niveles de fuerza en nuestros futbolistas de manera frecuente para determinar si necesita descansar de cara a evitar una posible lesión.

Pruebas de fútbol para medir la velocidad, agilidad y cambios de dirección

Pruebas de fútbol para medir la velocidad, agilidad y cambios de dirección

Test de esprín en curva o test de esprín de Bangsbo

El fútbol requiere de acelerar y frenar con una velocidad máxima o casi máxima con una duración de uno a siete segundos, intercalados con tiempos de descanso cortos y variables (Baranovič & Zemková, 2021). El jugador necesita una base aeróbica que la podemos medir con los test de fútbol comentados anteriormente en el apartado de resistencia, pero son las acciones de alta intensidad las que marcan la diferencia en el fútbol. Uno de los test que podemos realizar es el conocido test de esprín en curva, también conocido como test de esprín de Bangsbo (J. (Jens) Bangsbo, 2011).

Su característica destacable reside en una pista que consta de tres cambios de dirección con una longitud de aproximadamente 30 m, que simula los esprines en el partido. Los resultados de la prueba son el tiempo del esprín más rápido, el tiempo medio de esprín y el índice de fatiga. Los datos recopilados podrían compararse con los datos de jugadores de fútbol de élite (J. (Jens) Bangsbo, 2011). La forma de llevarlo a cabo es la siguiente:

Prueba de esprín en curva. Imagen extraída de (Baranovič & Zemková, 2021)

Prueba de esprín en curva. Imagen extraída de (Baranovič & Zemková, 2021)

Un jugador parte desde el cono 1, con una pierna colocada en la línea de salida y la otra detrás de la línea de salida. El jugador comienza a correr hacia el cono 5 una vez que el examinador de la señal de inicio. Inmediatamente después del inicio, el jugador corre hacia el segundo cono, donde cambia de dirección rodeando el cono número 2 desde el exterior y corre hacia el cono número 3. Después de rodear el cono número 3 desde afuera, el jugador corre hacia la línea de meta. Las fotocélulas utilizadas para medir el tiempo se colocan a 1 m de altura y se ubican en la línea de salida, a 15 m de la línea de salida y en la línea de llegada. Una vez que el jugador termina el sprint, debe regresar a la línea de salida para comenzar de nuevo. El jugador tiene que correr un total de 7 esprines con 25 s de descanso activo (carrera de baja intensidad). Después de que el jugador termine cada sprint, tiene 25 s para regresar a la línea de salida. Luego, el examinador cuenta los últimos 3 segundos y mide tanto el tiempo total como el tiempo empleado en distancias singulares.

El mismo test se puede hacer sin curva. En la siguiente imagen podemos ver la figura que demuestra cómo llevarlo a cabo, siendo las distancias y el modo de ejecutar el test el mismo que se utiliza para el test en curva, pero en este caso sin cambiar de dirección ni correr en curva, sino hacer un esprín recto.

Prueba de sprint recto repetido (7 × 30 m) (Baranovič & Zemková, 2021)

Prueba de sprint recto repetido (7 × 30 m) (Baranovič & Zemková, 2021)

El test de esprín en curva se puede con un número mayor cambios de dirección para evaluar ese factor del futbolista tan importante. Recuerda que en un partido de fútbol se pueden dar entre 1.200 a 1.400 cambios de dirección por partido.(J. Bangsbo, 1992; Little & Williams, 2005)En la siguiente imagen podemos ver la figura que demuestra cómo llevarlo a cabo, siendo las distancias y el modo de ejecutar el test el mismo que se utiliza para el test en curva.

Prueba de sprint repetida que implica cambios de dirección. Imagen extraída de (Baranovič & Zemková, 2021)

Prueba de sprint repetida que implica cambios de dirección. Imagen extraída de (Baranovič & Zemková, 2021)

T – Test de agilidad

Vídeo explicativo:

El T-Test es una de las principales pruebas de agilidad que se utiliza en infinidad de deportes, también siendo útil como prueba de fútbol. La prueba es una combinación de diferentes patrones específicos del deporte como movimientos hacia adelante, lateral y hacia atrás. La prueba T de agilidad se utiliza comúnmente para evaluar la capacidad de los atletas de deportes de equipo para cambiar de dirección, incluida la aceleración, desaceleración y movimiento lateral.

Los futbolistas tienen que correr 9,14 m hacia adelante desde la línea de salida hasta el primer cono y tocaran la punta con la mano derecha, se arrastrarán 4,57 m hacia la izquierda hasta el segundo cono y tocaran con la mano izquierda, luego se arrastraran 9,14 m hacia la derecha hasta el tercer cono y lo tienen que tocar con la mano derecha. Desde ahí volveremos 4,57 m hacia la izquierda hasta el cono del medio y lo tienen que tocar con la mano izquierda antes de finalmente volver hasta la línea de salida. La prueba no se contará si el sujeto cruza un pie delante del otro mientras arrastra los pies, no toca la base de los conos o no mira hacia adelante durante toda la prueba. Consigue el mejor tiempo de tres pruebas exitosas

Otras pruebas de fútbol a tener en cuenta para prevenir lesiones

Las pruebas de dinamometría isocinética se han considerado durante mucho tiempo como un método principal para evaluar la función y los desequilibrios musculares en el entorno clínico, de investigación y deportivo (Gleeson & Mercer, 1996). La dinamometría isocinética debe incluirse dentro de las pruebas de fútbol porque ha demostrado detectar lesiones en los jugadores (Iossifidou et al., 2005). Este tipo de pruebas es preferible que sean llevadas a cabo por fisioterapeutas y personas más entendidas en el campo. Nuestro objetivo es simplemente citar qué es lo que se recomienda medir, pero serán los profesionales los que dictaminarán cuál es la mejor prueba de fútbol para ello.

Relación entre los isquiotibiales y los cuádriceps

Aunque se pueden medir varios músculos y grupos de músculos, la principal aplicación de la dinamometría es evaluar la relación entre los isquiotibiales y los cuádriceps. Esto parece pertinente para el fútbol dado que los estudios han demostrado que las lesiones de los isquiotibiales se encuentran entre las más comunes (van Beijsterveldt et al., 2013; Woods et al., 2004).

Desequilibrios entre las extremidades derecha e izquierda

Los jugadores de fútbol pueden ser propensos a sufrir desequilibrios de fuerza entre las extremidades izquierda y derecha, ya que rara vez usan ambas piernas con el mismo énfasis (Zakas, 2006). Es probable que esto cause asimetría muscular y posteriormente aumente la susceptibilidad a lesiones.

 

Referencias bibliográficas

Arnason, A., Sigurdsson, S. B., Gudmundsson, A., Holme, I., Engebretsen, L., & Bahr, R. (2004). Physical Fitness, Injuries, and Team Performance in Soccer. Med. Sci. Sports Exerc36(2), 278–285. https://doi.org/10.1249/01.MSS.0000113478.92945.CA

Bangsbo, J. (1992). Time and motion characteristics of competitive soccer.

Bangsbo, J. (2003). The physiology of soccer–with special reference to intense intermittent exercise. Acta Physiologica Scandinavica Supplementum.

Bangsbo, J., Iaia, F. M., & Krustrup, P. (2008). The Yo-Yo intermittent recovery test: A useful tool for evaluation of physical performance in intermittent sports. Sports Medicine38(1), 37–51. https://doi.org/10.2165/00007256-200838010-00004/METRICS

Bangsbo, J. (Jens). (2011). Fitness testing in football. https://books.google.com/books/about/Fitness_testing_in_football_fitness_trai.html?hl=es&id=XPyUlAEACAAJ

Bangsbo, J., Mohr, M., & Krustrup, P. (2006). Physical and metabolic demands of training and match-play in the elite football player. Journal of Sports Sciences24(7), 665–674. https://doi.org/10.1080/02640410500482529

Baranovič, T., & Zemková, E. (2021). The Relationship between the Performance of Soccer Players on the Curved Sprint Test, Repeated Sprint Test, and Change-of-Direction Speed Test. Applied Sciences 2021, Vol. 11, Page 535511(12), 5355. https://doi.org/10.3390/APP11125355

Bradley, P. S., Sheldon, W., Wooster, B., Olsen, P., Boanas, P., & Krustrup, P. (2009). High-intensity running in English FA Premier League soccer matches. Journal of Sports Sciences27(2), 159–168. https://doi.org/10.1080/02640410802512775

Carling, C., Reilly, T., & Williams, A. M. (A. M. (2009). Performance assessment for field sports. Routledge. https://www.routledge.com/Performance-Assessment-for-Field-Sports/Carling-Reilly-Williams/p/book/9780415426855

Castagna, C., Abt, G., & D’Ottavio, S. (2005). Competitive-level differences in Yo-Yo intermittent recovery and twelve minute run test performance in soccer referees. Journal of Strength and Conditioning Research19(4), 805–809. https://doi.org/10.1519/R-14473.1

Crow, J. F., Pearce, A. J., Veale, J. P., VanderWesthuizen, D., Coburn, P. T., & Pizzari, T. (2010). Hip adductor muscle strength is reduced preceding and during the onset of groin pain in elite junior Australian football players. Journal of Science and Medicine in Sport13(2), 202–204. https://doi.org/10.1016/J.JSAMS.2009.03.007

Ekblom, B. (1986). Applied physiology of soccer. Sports Medicine (Auckland, N.Z.)3(1), 50–60. https://doi.org/10.2165/00007256-198603010-00005

Gleeson, N. P., & Mercer, T. H. (1996). The utility of isokinetic dynamometry in the assessment of human muscle function. Sports Medicine (Auckland, N.Z.)21(1), 18–34. https://doi.org/10.2165/00007256-199621010-00003

Goes, F. R., Kempe, M., & Lemmink, K. A. P. M. (2019). Predicting match outcome in professional Dutch football using tactical performance metrics computed from position tracking data. EasyChair Preprints, 993. https://doi.org/10.29007/4JJB

Hammami, M. A., Ben Abderrahmane, A., Nebigh, A., Le Moal, E., Ben Ounis, O., Tabka, Z., & Zouhal, H. (2013). Effects of a soccer season on anthropometric characteristics and physical fitness in elite young soccer players. Journal of Sports Sciences31(6), 589–596. https://doi.org/10.1080/02640414.2012.746721

Herold, M., Kempe, M., Bauer, P., & Meyer, T. (2021). Attacking Key Performance Indicators in Soccer: Current Practice and Perceptions from the Elite to Youth Academy Level. Journal of Sports Science & Medicine20(1), 158. https://doi.org/10.52082/JSSM.2021.158

Iossifidou, A., Baltzopoulos, V., & Giakas, G. (2005). Isokinetic knee extension and vertical jumping: are they related? Journal of Sports Sciences23(10), 1121–1127. https://doi.org/10.1080/02640410500128189

León Ariza, H. H., Ramírez Villada, J. F., & Sánchez Jiménez, A. (2016). Validación del test de Hoff en futbolistas universitarios a 2600 metros sobre el nivel del mar. Agora Para La Educación Física y El Deporte1, 89–98. https://uvadoc.uva.es/handle/10324/23807

Little, T., & Williams, A. G. (2005). Specificity of acceleration, maximum speed, and agility in professional soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research19(1), 76–78. https://doi.org/10.1519/14253.1

Marcolin, G., & Petrone, N. (2006). A METHOD FOR THE PERFORMANCE EVALUATION OF JUMPING HEADERS IN SOCCER. ISBS – Conference Proceedings Archive. https://ojs.ub.uni-konstanz.de/cpa/article/view/219

Nicholas, C. W., Nuttall, F. E., & Williams, C. (2000). The Loughborough Intermittent Shuttle Test: a field test that simulates the activity pattern of soccer. Journal of Sports Sciences18(2), 97–104. https://doi.org/10.1080/026404100365162

Rampinini, E., Impellizzeri, F. M., Castagna, C., Azzalin, A., Bravo, D. F., & Wisløff, U. (2008). Effect of match-related fatigue on short-passing ability in young soccer players. Medicine and Science in Sports and Exercise40(5), 934–942. https://doi.org/10.1249/MSS.0B013E3181666EB8

Rampinini, E., Sassi, A., Morelli, A., Mazzoni, S., Fanchini, M., & Coutts, A. J. (2009). Repeated-sprint ability in professional and amateur soccer players. Applied Physiology, Nutrition and Metabolism34(6), 1048–1054. https://doi.org/10.1139/H09-111/ASSET/IMAGES/H09-111IE62H.GIF

Ramsbottom, R., Brewer, J., & Williams, C. (1988). A progressive shuttle run test to estimate maximal oxygen uptake. British Journal of Sports Medicine22(4), 141–144. https://doi.org/10.1136/BJSM.22.4.141

Stølen, T., Chamari, K., Castagna, C., & Wisløff, U. (2005). Physiology of soccer: an update. Sports Medicine (Auckland, N.Z.)35(6), 501–536. https://doi.org/10.2165/00007256-200535060-00004

Straume-Naesheim, T. M., Andersen, T. E., Dvorak, J., & Bahr, R. (2005). Effects of heading exposure and previous concussions on neuropsychological performance among Norwegian elite footballers. British Journal of Sports Medicine39(suppl 1), i70–i77. https://doi.org/10.1136/BJSM.2005.019646

Svensson, M., & Drust, B. (2005). Testing soccer players. Journal of Sports Sciences23(6), 601–618. https://doi.org/10.1080/02640410400021294

van Beijsterveldt, A. M. C., van de Port, I. G. L., Vereijken, A. J., & Backx, F. J. G. (2013). Risk factors for hamstring injuries in male soccer players: a systematic review of prospective studies. Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports23(3), 253–262. https://doi.org/10.1111/J.1600-0838.2012.01487.X

Wing, C. E., Turner, A. N., & Bishop, C. J. (2020). Importance of Strength and Power on Key Performance Indicators in Elite Youth Soccer. Journal of Strength and Conditioning Research34(7), 2006–2014. https://doi.org/10.1519/JSC.0000000000002446

Wisloff, U. , et al. (2004). Strong correlation of maximal squat strength with… https://www.iat.uni-leipzig.de/datenbanken/iks/bvdg/Record/3037555

Wisløff, U., Helgerud, J., & Hoff, J. (1998). Strength and endurance of elite soccer players. Medicine and Science in Sports and Exercise30(3), 462–467. https://doi.org/10.1097/00005768-199803000-00019

Woods, C., Hawkins, R. D., Maltby, S., Hulse, M., Thomas, A., & Hodson, A. (2004). The Football Association Medical Research Programme: an audit of injuries in professional football–analysis of hamstring injuries. British Journal of Sports Medicine38(1), 36–41. https://doi.org/10.1136/BJSM.2002.002352

Zagatto, A. M., Papoti, M., Da Silva, A. S. R., Barbieri, R. A., Campos, E. Z., Ferreira, E. C., Loures, J. P., & Chamari, K. (2016). The Hoff circuit test is more specific than an incremental treadmill test to assess endurance with the ball in youth soccer players. Biology of Sport33(3), 263. https://doi.org/10.5604/20831862.1201913

Zakas, A. (2006). Bilateral isokinetic peak torque of quadriceps and hamstring muscles in professional soccer players with dominance on one or both two sides. The Journal of Sports Medicine and Physical Fitness46(1), 28–35. https://europepmc.org/article/med/16596096

Click to rate this post!
[Total: 1 Average: 5]
Joaquín Vico Plaza
Subscribe
Notify of
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments

GUÍA VBT GRATUITA