Cómo reacciona el cerebro cuando hacemos deporte

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Todos tenemos en mente qué es lo que le ocurre al cuerpo cuando realizamos ejercicio físico: nuestros músculos se contraen y se relajan, aumentan las pulsaciones, se pone en funcionamiento las vías de transporte de oxígeno para suplir las demandas de energía que necesitamos en ese preciso momento y un largo etcétera. Pero… ¿Qué es lo que ocurre en nuestro cerebro?

Es gracias al cerebro que se producen muchos procesos que podemos observar a simple vista cuando realizamos ejercicio físico, como puede ser la contracción muscular. Esta se produce a través de las neuronas que se conectan con los músculos mediante el Axón. A estas neuronas las conocemos como moto neuronas y se encuentran ubicadas principalmente en la médula espinal. Cuando queremos contraer un músculo, estas neuronas liberan un químico llamado neurotransmisor y que cambia la actividad eléctrica del músculo, iniciando una cadena de eventos bioquímicos que terminan en la contracción de las fibras musculares.

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                                                    Figura 1. Contracción muscular

Estas contracciones y relajaciones musculares, gracias a los neurotransmisores que favorecen la comunicación entre neuronas, está asociado a un incremento liberación de hormonas y neurotransmisores entre ellos:

  • Noradrenalina
  • B-Endorfinas
  • Dopamina
  • Serotonina

Por otro lado, existen mil procesos dentro de nuestro cerebro que si no fuesen por la investigación científica, jamás podríamos ver. El ejercicio físico tiene un impacto inmediato que favorece al funcionamiento del cerebro en múltiples aspectos.

DESARROLLO COGNITIVO

En nuestro cerebro se producen unos procesos asociados a la respuesta aguda al ejercicio físico aumentando las estructuras cerebrales por la plasticidad cerebral. Estas son:

  • Vascularización: Incremento del flujo sanguíneo cerebral, lo que permite una mayor cantidad de oxigenación por las células neurales.
  • Neurogénesis: Aumento de la disponibilidad de neurotransmisores, lo que posibilita que las conexiones entre neuronas estén más activas.
  • El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF): Estimula la producción de nuevas células cerebrales y fortalece las existentes. Por lo tanto, podemos decir que estas proteínas favorecen la neurogénesis a nivel cerebral. Esta podría ser una de las causas por las cuales, después de hacer ejercicio físico nos sentimos más despejados y tener una mayor claridad mental.

La evidencia indica claramente que los niveles de BDNF se ven afectados negativamente por un estilo de vida poco saludable (elevado consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar y grasa combinados con una vida sedentaria)

Todas estas adaptaciones producen una mejor respuesta en diversas habilidades cognitivas como la atención, la memoria a corto y a largo plazo, la resolución de problemas, etc.

Una sesión de 50 minutos de ejercicio de intensidad media a alta mejora de manera significativa tu manera de manejar y centrar tu atención. Aunque tiene efectos inmediatos, una sola sesión de entrenamiento no va a cambiar tu cerebro para toda la vida, es necesario mantener una frecuencia de entrenamiento estable y regular.

Cabe destacar que aunque durante toda nuestra vida existe el nacimiento de nuevas neuronas, esto no está necesariamente relacionado con una mejora del rendimiento cognitivo, puesto que el factor más importante hasta ahora demostrado son las diversas conexiones que las neuronas crean entre sí. A través del ejercicio físico, se genera un aumento de las hormonas y procesos fisiológicos muy importantes en el desarrollo de las nuevas neuronas y de las nuevas conexiones, mejorando así el hipocampo.

Por otra parte, el cortisol, conocida coloquialmente como la hormona del estrés, genera un deterioro de las conexiones sinápticas, factor a considerar en situaciones de estrés o de violencia física, sexual o psicológica. Si este estrés se mantiene a lo largo del tiempo, lo que se conoce como estrés crónico, el hipocampo se ve muy afectado, reduciendo la cantidad de neurotransmisores y por lo tanto, reduciendo nuestro sistema cognitivo.

CEREBRO SANO, VIDA FELIZ

La relación entre la actividad física y la salud mental ha sido ampliamente investigada. Varios estudios han demostrado los efectos beneficiosos de los ejercicios aeróbicos y de resistencia en poblaciones adultas y geriátricas.

En un ensayo se observó cómo afectaba el ejercicio físico a 90 adultos durante 20 semanas que tenían problemas de memoria y síntomas depresivos. Los participantes realizaron ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza y entrenamiento de higiene postural.

A través de la Escala de Depresión Geriátrica-15, se observó una reducción de los síntomas depresivos y una mejora en el rendimiento de la memoria, además de todas las mejoras de su condición física y lo que ello provoca.

La neurocientífica Wendy Suzuki, habla en numerosas entrevistas sobre el impacto inmediato en el estado de ánimo al estar estimulando los neurotransmisores positivos (serotonina, dopamina, noradrenalina y endorfinas). Además, tenemos que tener muy en cuenta el BDNF anteriormente nombrado puesto que cuanto mayor cantidad de este tengamos, mayor serán los beneficios asociados a él como son:

  • Suprimir la inflamación del cerebro
  • Actuar como un antidepresivo natural
  • Contrarrestar los efectos negativos del estrés en el cerebro 
  • Proteger al cerebro de las enfermedades neurodegenerativas
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                                                                                                                      Figura 2. Ejercicio en población adulta con depresión

ENFERMEDADES DEGENERATIVAS Y EJERCICIO FÍSICO

La esperanza de vida de nuestra sociedad aumenta cada año y aunque esta afirmación puede sonar de primeras como algo muy bueno, puede llevar consigo numerosos aspectos negativos. Si nada cambia, se prevé que en 2052, el 37% de la población adulta sea mayor de 64 años y 6,2 millones de personas tengan más de 80 años. 

Una esperanza de vida tan alta conlleva la aparición de ciertas enfermedades propias de la edad como puede ser la demencia o el Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que deteriora la memoria y el juicio cognitivo y uno de los principales problemas de la salud pública en los países desarrollados. 

El último Informe Mundial del Alzheimer (2015) cifraba que las previsiones de personas con demencia en todo el mundo aumentarán hasta los 131.500.000 casos diagnosticados en el horizonte de 2050.

Por ello más que nunca es esencial concienciar de la importancia de llevar un envejecimiento activo cuidando la alimentación y sobre todo haciendo especial hincapié en el ejercicio físico. Esto favorecerá a retrasar el envejecimiento y llegar a una edad avanzada manteniendo sus capacidades básicas sin depender de nadie durante más tiempo, sintiéndose útiles, mejorando así su calidad de vida y reduciendo el deterioro cognitivo.

En cuanto al Alzheimer, se ha demostrado que la actividad física disminuye los marcadores patológicos que aparecen en la fase silente de la enfermedad, la que se desarrolla previamente a la aparición de cualquier síntoma de pérdida de memoria. Como hemos mencionado anteriormente, el ejercicio físico de manera regular favorece la creación de nuevas neuronas y conexiones neuronales, por lo que mejora la capacidad cognitiva del hipocampo, una estructura esencial para favorecer la memoria y la que más afecta la vejez y la demencia.

Figura 1. Contracción muscular
                                                                                                                                                      Figura 3. Ejercicio en población anciana

¿CÓMO LOGRAR ESTOS BENEFICIOS?

Por suerte, para poder conseguir todos los beneficios de los que hemos hablado en este artículo, no hace falta convertirse en un deportista de élite. El Colegio Americano de la Medicina del deporte (ACSM) recomienda a los adultos sanos completar 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada. Realizar ejercicios aeróbicos de forma regular como caminar, trotar, bailar, y pedalear de forma regular; junto con una dieta saludable, actividades de entrenamiento mental e interacción social, son indispensables para mantener un cerebro sano.

Si quieres conocer más sobre todo este ámbito de la neurociencia y su relación con el ejercicio físico, desde el equipo de Vitruve les recomendamos esta entrevista a la neurocientífica Wendy Suzuki, donde habla sobre todos estos temas de una manera mucho más extensa pero muy amena y fácil de comprender

Bibliografía

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Rubén Redondo Sánchez
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