Todo sobre el desarrollo atlético a largo plazo (LTAD)

Índice

¿Qué es el desarrollo atlético a largo plazo (LTAD) y por qué es importante?

Imagen extraída deBrett Wharton (Unsplash)

La actividad física mejora la salud general de niños y adultos jóvenes al reducir el riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes, depresión y suicidio, entre otras afecciones médicas crónicas (Washington et al., 2001). El aumento de la actividad física de los jóvenes se ha convertido en una prioridad para muchos países, lo que ha llevado al desarrollo de declaraciones y estrategias nacionales para promover la actividad física en los jóvenes (Balyi, Way, Higgs, Norris, & Cardinal, 2016). El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. y la Alianza Nacional de Actividad Física recomiendan que los niños y adolescentes realicen actividad física de moderada a vigorosa durante al menos 60 minutos todos los días (Piercy et al., 2018).

Menos del 20% de los adolescentes han cumplido con estas pautas durante los últimos años (Dunton, Do, & Wang, 2020). Aquellos niños y jóvenes que participan en deportes organizados pueden obtener beneficios adicionales más allá de los asociados solo con la actividad física, que incluyen «mejorar la confianza, la autoestima y brindar la oportunidad de trabajar en la interacción social, la comunicación, el liderazgo y el trabajo en equipo (U.S. Department of Health and Human Services, 2019). El problema aparece cuando esos pequeños atletas se especializan en un solo deporte a edades tempranas, en lugar de utilizar algún modelo de desarrollo atlético a largo plazo. Estudios recientes han demostrado que dicha especialización deportiva temprana puede ser un factor de riesgo de lesiones por sobreuso y agotamiento, además de perdernos el aprendizaje de patrones deportivos de otros deportes que enriquecerán las destrezas deportivas del niño a largo plazo (Myer et al., 2015).

Los modelos de desarrollo atlético a largo plazo también incluyen a las personas que no enfocan su objetivo futuro en el deporte de élite, sino que simplemente son niños y adolescentes que buscan disfrutar de la actividad física a la vez que obtienen todos sus beneficios. Por lo tanto, y como ampara la evidencia científica (Granacher & Borde, 2017), seguir un modelo de desarrollo atlético estructurado a largo plazo, en lugar de centrarnos en un deporte concreto, hará que se obtengan mejores resultados en diferentes pruebas de aptitud física y menor riesgo de lesiones en la etapa adulta. Además, las horas adicionales de entrenamiento deportivo no afectan negativamente al rendimiento cognitivo o académico, ya que la actividad física es una gran aliada de la efectividad del cerebro en sus funciones ejecutivas (Granacher & Borde, 2017).

¿En qué consiste el desarrollo atlético a largo plazo?

El desarrollo atlético a largo plazo (LTAD por sus siglas en inglés) es una vía estructurada para optimizar el desarrollo de niños talentosos y convertirlos en atletas de élite completos (Granacher et al., 2016). El modelo más destacado y que se utiliza como base para el desarrollo atlético a largo plazo es el que Balyi y colaboradores crearon en 2004 con el nombre de “modelo de desarrollo de atletas a largo plazo” (Balyi & Hamilton, 2004). Los autores determinan diferentes etapas de entrenamiento según una estimación de la maduración biológica, ya que la edad cronológica varía de un niño a otro.

El modelo de desarrollo atlético a largo plazo consta de siete etapas secuenciales en función del nivel de maduración individual en lugar de la edad cronológica (Granacher et al., 2016). Hay dos caminos principales que pueden seguir los niños y adolescentes: 1) “camino al podio” para el desarrollo atlético a largo plazo de aquellos niños a los que se les ha detectado un potencial de élite y quieren ir por esa vía; 2) “camino activo de por vida” para los atletas recreativos en los que se intenta que realicen actividad física a lo largo de su vida, sea o no en deportes federados de alto nivel.

 

Diez factores en los que se basa el modelo de desarrollo atlético a largo plazo

Imagen extraída deRachel (Unsplash)

Una revisión narrativa muy completa del año 2022 estableció los diez factores en los que se basa el desarrollo atlético a largo plazo (Varghese, Ruparell, & LaBella, 2022). Esos factores están extraídos de dos de los manuales más completos sobre el desarrollo atlético a largo plazo (Balyi, Way, & Higgs, 2013; Balyi et al., 2016). A continuación, vamos a extraer de manera casi literal esos diez factores que resume la citada revisión narrativa (Varghese et al., 2022):

  1. Alfabetización física: busca la participación en deportes mediante el desarrollo de la motivación, la capacidad y el conocimiento para comprender el movimiento. Las habilidades incluyen habilidades locomotoras (p. ej., escalar, galopar, saltar), habilidades de control de objetos (p. ej., atrapar, patear, driblar, golpear con diferentes raquetas) y movimientos de equilibrio (p. ej., esquivar, flotar, posición lista).
  2. Especialización: Los deportes se clasifican en este modelo como deportes de especialización temprana o tardía. Los deportes de especialización temprana contienen habilidades que típicamente alcanzan su máximo rendimiento antes de la maduración (p. ej., gimnasia, clavados, patinaje artístico).
  3. Edad de desarrollo: Como hemos comentado anteriormente, la edad cronológica lleva a error porque varía entre cada niño y niña. En su lugar se utiliza la maduración biológica con aspectos como la altura, peso, etc.
  4. Períodos sensibles: también descritos como «ventanas de oportunidad» en el modelo de desarrollo atlético a largo plazo como la etapa de madurez biológica durante la cual la capacidad de aprender una habilidad específica es más fácil. Los períodos sensibles de habilidad, resistencia y fuerza se basan en la maduración biológica, mientras que la velocidad y la flexibilidad se basan en la edad cronológica.
  5. Desarrollo mental, cognitivo y emocional: Estos factores son importantes, además del desarrollo físico que incluye la comprensión del juego limpio y la ética dentro del deporte, la regulación de las emociones durante el juego y la toma de decisiones. Los niños pasan de explorar el movimiento a ejecutar movimientos a lo largo de su desarrollo.
  6. Periodización: La planificación y organización de un programa de entrenamiento en cuanto a frecuencia, duración e intensidad que se puede dividir en diferentes fases y temporadas.
  7. Competición: desarrollo de un calendario de competición. En cada etapa madurativa habrá un mayor o menor proporción del ámbito competitivo, dejando el resto del porcentaje para el entrenamiento de otras habilidades generales.
  8. La excelencia lleva tiempo: el desarrollo de un atleta y el logro de un nivel de élite en el deporte lleva muchos años. Se hace hincapié en la regla de las 10.000 horas, que es una teoría según la cual se necesita un mínimo de 10 años de práctica deliberada para que las personas de cualquier campo alcancen el nivel de élite. Si bien se cita comúnmente, esta teoría no está bien respaldada por datos científicos.
  9. Alineación e integración del sistema: el desarrollo atlético a largo plazo debe integrarse a los sistemas de educación y salud pública.
  10. Mejora continua: el modelo de desarrollo atlético a largo plazo se basa en el concepto de mejora continua y evolución del desarrollo del atleta que requiere flexibilidad, lo que se atribuye a la filosofía japonesa, kaizen. Los ejemplos incluyen la incorporación de evidencia científica actual en el entrenamiento y la educación continua para todos los involucrados en el entrenamiento (entrenadores, preparadores físicos, atletas, etc.).

 

Primeras etapas del desarrollo atlético a largo plazo

Imagen extraída de(Balyi et al., 2016). Stages of long-term athletic development by chronological age

El manual especializado en el desarrollo atlético a largo plazo “Sport for Life – Long-Term Athlete Development” expone de manera extensa las siete etapas de las que consta el desarrollo atlético a largo plazo (Balyi et al., 2016). Nosotros las resumimos a continuación, pero si estás interesado en este tema y quieres profundizar, puedes acceder a dicho manual completo pinchando en este enlace. Las primeras tres etapas se centran en la alfabetización física y el aprovechamiento de los períodos sensibles de aprendizaje, para sentar las bases del rendimiento a largo plazo, pero sobre todo para que el contacto con la actividad física creado en estas etapas dure toda la vida.

Primera etapa: inicio activo (active start)

La primera etapa comienza entre los tres y los seis años, tanto en niños como en niñas, y es su primera toma de contacto con la actividad física. El objetivo es utilizar el juego para aprender los patrones básicos fundamentales, y hacerlo de forma divertida. El niño tiene que sentir que la actividad física es parte de su día a día, no un complemento de ella. En esta etapa el niño debe realizar actividad física a diario mediante tareas básicas como correr, saltar, patear y lanzar. Un aspecto muy importante es que el juego no consiste en ganar, sino es divertirse y hacer que el niño se lo pase bien.

Segunda etapa: FUNdamentos (FUNdamentals)

A partir de esta etapa comienzan a diferenciarse las edades cronológicas de la maduración biológica en niños y niñas. Para los niños esta segunda etapa ocurre, en promedio, ya que siempre hay que ajustar a la maduración de cada uno, entre los seis y los nueve años. En niñas, esta etapa es más corta, comenzando igualmente sobre los seis años, pero terminando sobre los ocho años.

El primer aspecto a resaltar de la segunda etapa es el juego de palabras que destaca “FUN” (divertido) del concepto “FUNdamentos”. El aprendizaje de los fundamentos de cualquier deporte no es una tarea divertida, pero sí debemos como entrenadores hacer que así sea. En esta etapa el niño sigue desarrollando las habilidades con el juego y en un ambiente de diversión, y a su vez debe aprender ejercicios básicos de flexibilidad, las bases de una amplia gama de deportes (las reglas simples y el funcionamiento), y aspectos de preparación física como el entrenamiento de fuerza con el propio peso corporal.

 

 

Tercera etapa: aprender a entrenar (learn to train)

Entre los nueve y los doce años se da el período más importante antes del típico “estirón”, que se denomina técnicamente como “momento de máxima velocidad de crecimiento en altura”. Los niños, en promedio hablamos siempre, comienzan esta etapa sobre los nueve años y la terminan sobre los doce años. Las niñas comienzan a los ocho años y terminan después de haber cumplido los once años. Resaltamos de nuevo que estos valores son una guía genérica, pero el momento de cada etapa debe hacerse en base a la maduración biológica de cada niño y niña. Un ejemplo muy sencillo de maduración biológica es la menarquia en las niñas, aspecto que en unas mujeres se da antes y en otras después. Esta etapa coincide con el comienzo de la pubertad y se extiende a lo largo de este proceso madurativo adolescente.

En el listado de los diez factores en los que se basa el desarrollo atlético, encontramos el factor “períodos sensibles”. Este momento es uno de los más importantes para aprender habilidades específicas que serán las bases del rendimiento adulto. En esta etapa el niño aprenderá habilidades deportivas generales, así como conceptos clásicos como calentamiento, vuelta a la calma, estiramientos, etc. Esta tercera etapa es clave en la alfabetización física, y hará que el niño gane la confianza, motivación y bases físicas para disfrutar del deporte a lo largo de toda su vida.

La etapa de aprender a entrenar incluye ejercicios algo más complejos de preparación física como saltos, cambios de dirección, agilidad general, e incluso el apartado de habilidades mentales como la visualización, gran olvidada en estas etapas, pero tan importante en el rendimiento deportivo.

 

Etapas del desarrollo atlético a largo plazo

Imagen extraída de(Balyi et al., 2016).

Las siete etapas del modelo de desarrollo atlético a largo plazo: 1) inicio activo; 2) FUNdamentos; 3) aprender a entrenar; 4) entrenar para entrenar; 5) entrenar para competir; 6) entrenar para ganar; 7) activo de por vida, que tiene tres caminos: a) competitivo de por vida; b) activo de por vida; c) entrenadores de por vida

Cuarta etapa: entrenar para entrenar (train to train)

La cuarta etapa del desarrollo atlético a largo plazo se da en pleno crecimiento adolescente, extendiéndose en niños entre los 12 y los 16 años, y en niñas entre los 11 y los 15 años, aproximadamente. El objetivo de esta etapa es aprovechar este periodo sensible para las principales cualidades físicas como la fuerza y la resistencia. El abanico amplio de deportes se va cerrando para irnos especializando en uno o dos deportes en los que el atleta destaque, y por supuesto, le guste. El enfoque sigue siendo divertirse mientras va mejorando las habilidades aprendidas en etapas anteriores, pero debemos irnos enfocando cada vez más a un deporte concreto y a sus necesidades físicas.

Quinta etapa: entrenar para competir (train to compete)

La importancia de la competición aumenta en esta última fase de la adolescencia, donde ya estamos centrados en uno o dos deportes en los que competiremos constantemente. En función del deporte, el adolescente se centrará en posiciones específicas de su disciplina y los gestos que esta requiere. En esta quinta etapa dedicaremos el 60% al entrenamiento específico del deporte y la competición, dejando el 40% restante para el desarrollo de habilidades técnicas generales.

Sexta etapa: entrenar para ganar (train to win)

El desarrollo atlético a largo plazo llega a su fin con esta última etapa en la que el atleta se enfoca en el entrenamiento, competición y recuperación de un deporte al más alto nivel posible. Aspectos específicos de su deporte como la toma de decisiones y las habilidades específicas serán las que se entrenen de aquí en adelante. El objetivo es asentar todos los años anteriores de entrenamiento en los que el niño ha aprendido a disfrutar del deporte, ha enriquecido su cualidad de movimientos jugando con las manos, con el pie, lanzando, chutando, etc.

Séptima etapa: activo de por vida

Esta séptima etapa dependerá del camino que el atleta quiera seguir. Si ha progresado en todas las etapas anteriores y ha logrado una gran competencia en su deporte, puede haber ingresado en algún equipo universitario o estar ya compitiendo a un alto nivel. Estas personas serán “competitivas de por vida” y seguirán su camino en el alto rendimiento. En el otro camino están los individuos a los que les gusta la actividad física y el deporte, pero no quieren competir y prefieren tomarse la actividad física como un estilo de vida recreativo. Estas personas serán “activas para toda la vida”.

Sea un camino u otro el que sigan, lo importante es que hayan seguido todas las etapas anteriores del desarrollo atlético a largo plazo para haber asentado el placer de la actividad física, con todos los beneficios físicos, sociales y mentales que eso supone. Un tercer camino también puede ser andado y es el de las personas que serán “entrenadores o líderes deportivos”. Este camino es vital para detectar niños con gran potencial que puedan llegar a la élite deportiva, así como captar a la mayor cantidad de niños posibles para que sean activos durante toda la vida.

 

Cualidades en las que centrarse a lo largo de los años del desarrollo atlético a largo plazo

Imagen extraída deKenny Eliason (Unsplash)

En el 2012, Lloyd y Oliver crearon el “Modelo de desarrollo físico juvenil: un nuevo enfoque para el desarrollo atlético a largo plazo” (Lloyd & Oliver, 2012). Este modelo sigue las mismas directrices que hemos comentado hasta ahora, intentando que el estado de maduración del niño sea la base que dictamine la cualidad física a potenciar según las “ventanas de oportunidad”. En esos periodos sensibles, los niños y adolescentes tienen mayor potencial de mejorar una cualidad u otra. Si no aprovechamos esas ventanas estaremos limitando el potencial atlético futuro puesto que ya no podremos volver atrás y aprovecharlas.

Los autores basan esos periodos sensibles en el PHV: la velocidad máxima de altura. Tomando datos del peso y altura a lo largo de la infancia y la adolescencia, podemos saber la velocidad de desarrollo madurativo de cada individuo. La velocidad máxima de crecimiento en estatura se asocia con la evolución del rendimiento (Lloyd & Oliver, 2012). Por otra parte, la PWV (velocidad máxima de peso) es una fase de desarrollo que se caracteriza por aumentos rápidos en la masa muscular como resultado del aumento de las concentraciones hormonales sexuales (Ford et al., 2011). Al medir objetivamente las tasas de cambio en la altura y la masa corporal, se sugiere que los niños pueden ser entrenados de acuerdo con el estado biológico en lugar de la edad cronológica (Lloyd & Oliver, 2012).

Modelo de Desarrollo Físico de la Juventud de Lloyd y Oliver

El Modelo de Desarrollo Físico de la Juventud de Lloyd y Oliver se basan en esas ventanas o periodos sensibles a la hora de dar más importancia a una cualidad u otra. Los autores destacan que se produce un impulso preadolescente en cuanto a fuerza, velocidad, fuerza explosiva y resistencia, tanto en niños como en niñas (Viru et al., 2006). También identificaron que hubo picos en la velocidad y la resistencia antes y alrededor del PHV (velocidad máxima de crecimiento en altura), respectivamente, mientras que las ganancias aceleradas en las cualidades de fuerza ocurrieron después del PHV. En base a todo ello, crearon las siguientes dos figuras que veremos en los apartados siguientes, una para niños y otra para niñas.

Ventanas de oportunidad en niños y adolescentes para el desarrollo atlético a largo plazo

Este es el modelo para niños y adolescentes. Para entender qué quiere decir debes de tener en cuenta los siguientes parámetros:

  • El tamaño de fuente se refiere a la importancia. Cuando las letras son más grandes es porque hay que trabajar más esa cualidad. Cuando las letras son más pequeñas es mejor darle importancia a otra cualidad y darle a esta menor carga de entrenamiento.
  • Los cuadros de color azul claro se refieren a los períodos de adaptación preadolescentes, los cuadros de color azul oscuro se refieren a los períodos de adaptación de la adolescencia.
  • FMS = habilidades de movimiento fundamentales; MC = acondicionamiento metabólico; PHV = velocidad máxima de altura; SSS = habilidades deportivas específicas; YPD = desarrollo físico juvenil.

Imagen extraída de(Lloyd & Oliver, 2012)

Mirando detenidamente la tabla podemos poner el ejemplo de un niño de 12 a 13 años. En esta edad debe enfocar principalmente su entrenamiento en fuerza, potencia, velocidad, agilidad y desarrollo de habilidades específicas del deporte (SSS), con un enfoque reducido en hipertrofia, movilidad, habilidad de movimiento fundamental (FMS), resistencia y acondicionamiento metabólico .

Ventanas de oportunidad en niñas y adolescentes para el desarrollo atlético a largo plazo

Este es el modelo para niñas y adolescentes. Para entender qué quiere decir debes de tener en cuenta los siguientes parámetros:

  • El tamaño de fuente se refiere a la importancia. Cuando las letras son más grandes es porque hay que trabajar más esa cualidad. Cuando las letras son más pequeñas es mejor darle importancia a otra cualidad y darle a esta menor carga de entrenamiento.
  • Los cuadros de color rosa claro se refieren a los períodos de adaptación preadolescentes, los cuadros de color rosa oscuro se refieren a los períodos de adaptación de la adolescencia.
  • FMS = habilidades de movimiento fundamentales; MC = acondicionamiento metabólico; PHV = velocidad máxima de altura; SSS = habilidades deportivas específicas; YPD = desarrollo físico juvenil.

Imagen extraída de(Lloyd & Oliver, 2012)

Mirando detenidamente la tabla podemos poner el ejemplo de una niña de siete años. A esta edad su entrenamiento debe tener una alta carga de habilidades fundamentales del movimiento (FMS), así como agilidad, velocidad, potencia y fuerza. Otras cualidades como la hipertrofia y la resistencia son menos entrenables, así como otras que aún no tienen tanta importancia como las habilidades deportivas específicas (SSS), que irán ganando carga de entrenamiento conforme avancemos en edad.

 

Aplicación práctica del desarrollo atlético a largo plazo

Imagen extraída deVitolda Klein (Unsplash)

Ha llegado el momento de ver la aplicación práctica de toda la teoría anterior. El grupo de Lloyd cuenta con varias investigaciones en las que exponen qué cualidad es más interesante trabajar según la edad biológica (Lloyd & Oliver, 2012; Lloyd et al., 2015a, 2015b). Como ya sabemos, lo mejor es tomar la maduración biológica con parámetros como la velocidad máxima de crecimiento en altura (PHV) o la velocidad de ganancia de peso (PWV). Sin embargo, para tener una guía orientativa, Lloyd y colaborades establecen unas pautas generales que pueden ser seguidas por cualquier entrenador que trabaje con niños y tenga en cuenta su desarrollo atlético a largo plazo.

Habilidades de movimiento fundamentales versus habilidades deportivas específicas

Una de las pautas más sencillas de entender y aplicar es la carga que le damos a las habilidades de movimiento fundamentales (FMS) y a su antónima, las habilidades deportivas específicas (SSS). En las primeras etapas de alfabetización física debemos enfocar el entrenamiento en las FMS como base de todo lo demás. A medida que vamos cumpliendo años, estas habilidades fundamentales van perdiendo importancia, a la vez que las habilidades deportivas específicas (SSS) van ocupando cada vez más parte del entrenamiento (Lloyd et al., 2015b, 2015a).

En la imagen siguiente extraída de (Balyi et al., 2016) se pueden ver las principales habilidades deportivas. En las primeras etapas del modelo de desarrollo atlético a largo plazo deben estar todas ellas. Todo lo contrario, sucede cuando estamos en las últimas etapas del desarrollo atlético a largo plazo, en las que nos enfocaremos en aquella o aquellas propias de nuestro deporte. Eso no quiere decir que debamos abandonar las demás habilidades del movimiento más genéricas. Estas siempre deben estar presentes, aunque en menor proporción a medida que avanzamos en la adolescencia.

Imagen extraída de(Balyi et al., 2016)

Movilidad: siempre está, pero no hay un periodo crítico para ella

El Modelo de Desarrollo Físico de la Juventud de Lloyd y Oliver pretende que en ningún momento la movilidad sea el énfasis principal de un programa de formación durante la infancia o la adolescencia. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el desarrollo y el mantenimiento de la movilidad deben ser una parte esencial de cualquier programa atlético para garantizar que los atletas sean capaces de alcanzar los rangos de movimiento necesarios para sus deportes.

La infancia media (entre los 5 y los 11 años) sirve como el marco de tiempo más importante para que un individuo incorpore el entrenamiento de flexibilidad y movilidad. La justificación de esta selección es que incorpora un período que anteriormente se ha denominado período crítico de desarrollo para la flexibilidad. Las diferencias de sexo son evidentes dentro de la investigación, lo que sugiere que los niños muestran una reducción en la flexibilidad del tronco hacia adelante entre los 9 y los 12 años, mientras que las niñas muestran una mejora acelerada a partir de los 11 años.

Agilidad y velocidad

Entre los 5 y los 16 años en chicos, y los 5 y los 15 años en chicas, la agilidad y la velocidad tienen períodos críticos en los que debemos aumentar su importancia. Por supuesto, este entrenamiento estará presente en la etapa adulta, pero si aprovechamos esas ventanas de oportunidad mediante tareas jugadas en los primeros años, y tareas cada vez más específicas en los últimos años, tendremos una muy buena base sobre la que trabajar en el futuro sobre el atleta.

Fuerza, potencia e hipertrofia muscular

Los niños pueden participar de forma segura y eficaz en el entrenamiento de fuerza cuando se prescribe y supervisa por personal debidamente preparado. Si miramos las tablas del Modelo de Desarrollo Físico de la Juventud de Lloyd y Oliver veremos que la fuerza siempre está en letras grandes, es decir, es importante a cualquier edad. Lo que iremos cambiando es la forma de entrenarla, pero comenzaremos entrenando fuerza desde las primeras etapas madurativas.

  • Niñas de 6 a 8 años y niños de 6 a 9 años (etapa FUNdamentos): juegos con el peso corporal o pequeñas cargas como balones medicinales. Sin entrar mucho en la técnica perfecta de ejecución, sí nos detendremos en esa parte para no crear fallos técnicos desde la base.
  • Niñas de 9 a 11 años y niños de 10 a 13 años (etapa aprendiendo a entrenar): además de los ejercicios de fuerza anteriores, incluiremos trabajo con peso libre orientado principalmente a la ejecución técnica de los ejercicios. Recuerda que la etapa de aprendiendo a entrenar sienta las bases del entrenamiento de cara al futuro. En esta fase también se tienen en cuenta juegos pliométricos en los que se aprenda la mecánica correcta del salto y del aterrizaje.
  • Niñas de 12 a 18 años y niños de 14 a 18 años (etapa entrenando para entrenar): en esta fase ya estamos en pleno crecimiento de altura y de peso. Los entrenamientos pliométricos aumentan la profundidad del salto y de las caídas. Las cargas pasan de ligeras a moderadas en el entrenamiento de fuerza, y se incluyen aquí trabajos de hipertrofia muscular, ya que estamos en un periodo crítico de aumento de masa muscular. El entrenamiento excéntrico también es importante que aumente su uso a lo largo de esta etapa, así como ir enfocando ya el entrenamiento de fuerza de modo específico en el deporte en el que nos vamos a especializar.
  • Mayores de 18 años (entrenando para competir y para ganar): en la etapa adulta entrenaremos la fuerza de modo normal, ya que aquí no hay esas ventanas de oportunidad que sí hemos tenido a lo largo de la infancia y la adolescencia. En las etapas anteriores hemos aprendido a aterrizar correctamente, por lo que la pliometría utilizada puede ser con alturas moderadas y elevadas. Ejercicios técnicos como los levantamientos olímpicos también han debido ser aprendidos con anterioridad, así que ahora iremos levantando cada vez más carga, todo ello enfocado en nuestro deporte.

Por lo tanto, el trabajo de fuerza y potencia estará presente a lo largo de todo el proceso de desarrollo atlético. Un trabajo más orientado hacia la hipertrofia comenzará a tener importancia unos pocos años después de comenzar la pubertad para aprovechar esos cambios físicos de aumento de masa muscular.

Lo ideal para controlar el entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes, así como en adultos, es contar con un dispositivo como el de Vitruve que mide la velocidad a la que nos movemos o que se mueve la barra. En niños y adolescentes no levantaremos cargas altas, ni iremos al fallo muscular, lo que hace que, si no utilizamos este tipo de dispositivos de medición de velocidad, vayamos muy a ciegas sobre la carga utilizada y el progreso que existe o no existe. Al medir un salto vertical, o la velocidad con la que empujamos una carga media o baja, podremos controlar y prescribir las cargas de forma mucho más precisa, especialmente en niños y adolescentes. En adultos ocurre lo mismo, por lo que un dispositivo de medición de velocidad como Vitruve es esencial a la hora de entrenar fuerza, potencia o hipertrofia a cualquier edad.

Joaquín Vico Plaza

 

Referencias bibliográficas

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  4. Dunton, G. F., Do, B., & Wang, S. D. (2020). Early effects of the COVID-19 pandemic on physical activity and sedentary behavior in children living in the U.S. BMC Public Health, 20(1). https://doi.org/10.1186/S12889-020-09429-3
  5. Ford, P., de Ste Croix, M., Lloyd, R., Meyers, R., Moosavi, M., Oliver, J., … Williams, C. (2011). The long-term athlete development model: physiological evidence and application. Journal of Sports Sciences, 29(4), 389–402. https://doi.org/10.1080/02640414.2010.536849
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  7. Granacher, U., Lesinski, M., Büsch, D., Muehlbauer, T., Prieske, O., Puta, C., … Behm, D. G. (2016). Effects of Resistance Training in Youth Athletes on Muscular Fitness and Athletic Performance: A Conceptual Model for Long-Term Athlete Development. Frontiers in Physiology, 7(MAY), 164. https://doi.org/10.3389/FPHYS.2016.00164
  8. Lloyd, R. S., & Oliver, J. L. (2012). The youth physical development model: A new approach to long-term athletic development. Strength and Conditioning Journal, 34(3), 61–72. https://doi.org/10.1519/SSC.0B013E31825760EA
  9. Lloyd, R. S., Oliver, J. L., Faigenbaum, A. D., Howard, R., De Ste Croix, M. B. A., Williams, C. A., … Myer, G. D. (2015a). Long-term athletic development- Part 1: A pathway for all youth. Journal of Strength and Conditioning Research, 29(5), 1439–1450. https://doi.org/10.1519/JSC.0000000000000756
  10. Lloyd, R. S., Oliver, J. L., Faigenbaum, A. D., Howard, R., De Ste Croix, M. B. A., Williams, C. A., … Myer, G. D. (2015b). Long-term athletic development, part 2: barriers to success and potential solutions. Journal of Strength and Conditioning Research, 29(5), 1451–1464. https://doi.org/10.1519/01.JSC.0000465424.75389.56
  11. Myer, G. D., Jayanthi, N., Difiori, J. P., Faigenbaum, A. D., Kiefer, A. W., Logerstedt, D., & Micheli, L. J. (2015). Sport Specialization, Part I: Does Early Sports Specialization Increase Negative Outcomes and Reduce the Opportunity for Success in Young Athletes? Sports Health, 7(5), 437–442. https://doi.org/10.1177/1941738115598747
  12. Piercy, K. L., Troiano, R. P., Ballard, R. M., Carlson, S. A., Fulton, J. E., Galuska, D. A., … Olson, R. D. (2018). The Physical Activity Guidelines for Americans. JAMA, 320(19), 2020–2028. https://doi.org/10.1001/JAMA.2018.14854
  13. U.S. Department of Health and Human Services. (2019). The National Youth Sports Strategy.
  14. Varghese, M., Ruparell, S., & LaBella, C. (2022). Youth Athlete Development Models: A Narrative Review. Sports Health, 14(1), 20. https://doi.org/10.1177/19417381211055396
  15. Viru, A., Loko, J., Harro, M., Volver, A., Laaneots, L., & Viru, M. (2006). Critical Periods in the Development of Performance Capacity During Childhood and Adolescence. Https://Doi.Org/10.1080/1740898990040106, 4(1), 75–119. https://doi.org/10.1080/1740898990040106
  16. Washington, R. L., Bernhardt, D. T., Gomez, J., Johnson, M. D., Martin, T. J., Rowland, T. W., … Li, S. (2001). Organized sports for children and preadolescents. Pediatrics, 107(6), 1459–1462. https://doi.org/10.1542/PEDS.107.6.1459
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